viernes, 29 de marzo de 2019

MAURICIO MACRI en el VIII CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA

CÓRDOBA, ARGENTINA, MIÉRCOLES 27 DE MARZO -- Al aludir a la importancia de la lengua española para las naciones de Hispano América, el Presidente Argentino Mauricio Macri se embarcó en un acertijo de difícil comprensión y sospechoso significado.



Foto Diario La Nación.



Fue en su discurso inaugural del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en La Docta entre el 27 y el 30 de marzo de 2019. Ante la presencia de los Reyes de España, definió a la lengua (española) como “nuestro mayor activo, la riqueza mejor distribuida de nuestra comunidad”, y ejemplificó: “imaginemos si acá los argentinos hablásemos argentino y los peruanos, peruano, y los bolivianos, boliviano, y necesitásemos traductores para hablar con los uruguayos”. Supongo que así lo expresó porque así lo piensa, pero quizás también se trató de un gesto de genuflexión ante los soberanos españoles.

Al reflexionar un poco sobre el rudimentario y a la vez complicado ejemplo, me parece que es más lógico imaginar que, en todo caso, los peruanos hablarían Quechua Cuzqueño, los bolivianos Aymara y Quechua, los paraguayos Guaraní, los argentinos hablaríamos esos mismos idiomas (Quichua diríamos quizá) y también Mataco, Guaicurú, Comechingón, Aonikenk, Mapuche, Selk'nam, (estos dos últimos compartidos con los chilenos junto con el Aymara y el Quechua). Los colombianos hablarían Arawak, Caribe, Chibcha, Quechua, los ecuatorianos Quechua Quiteño, etcétera. Y decenas de ramificaciones de estos grandes troncos lingüísticos.


El Colegio de Graduados en Antropología hizo pública una fuerte crítica a las palabras del Presidente Macri: ver aquí la nota del diario La Nación al respecto

Si bien es cierto que la formación de las naciones modernas necesitó institucionalizar un idioma que sirviera como plataforma común, sobre todo para las actividades administrativas y comerciales, hoy se comprende que esa condición oficial no puede hacerse en detrimento de la diversidad cultural y la identidad originaria de los pueblos que componen cada nación. El propio Reino de España es un caso a analizar, para nada exento de conflicto. Sólo en Colombia, se calcula que en el momento de la conquista había un centenar de lenguas aborígenes, de las cuales más de 60 se mantienen vivas hoy. En Argentina, la Provincia del Chaco mantiene como co-oficiales desde 2010 el idioma español y las lenguas qom, moqoit y wichi, y en la Provincia de Corrientes son co-oficiales el español y el guaraní.



El monopolio comercial español era el eje de la economía colonial mercantilista en América, y para ejercerlo España unificó semejante babel e impuso también el monopolio de la lengua. Una herramienta más (debería decir "un arma más") al servicio de la sangría de las riquezas de nuestro continente hacia la metrópoli, y del sometimiento y la destrucción física y cultural de nuestros pueblos originarios. Poco para celebrar, señor Presidente.